Mama Antula fue beatificada en su provincia natal transformándose en la primer laica argentina beata. Miles de fieles la acompañaron en este importante día y algunos de ellos se animaron a contar sus historias junto a ella. Estos son los relatos de vida de Maxi y Ema, milagros de Mama Antula.
Cristina Leiva -oriunda de Santiago del Estero- vivió en carne propia uno de los grandes milagros de esta monjita. Esta vez le tocó pedir por su hijo quien había tenido un terrible accidente automovilístico: “lo trajimos a capital sin signos de vida”.
Ema Corbalán tiene seis años y pasó cuatro meses de su vida internada por una grave enfermedad. Tras una promesa de su padre logró mejorarse y hoy puede contar su historia.
Las historias.
Maxi sufrió un accidente automovilístico cuando tenía 9 años. “Fue terrible”, recordó con tristeza su madre. Tras el choque, tuvieron que trasladarlo hasta capital de urgencia y en muy grave estado.
Según atestigua su madre, los médicos hicieron todo lo humanamente posible para salvar su vida pero los estudios no daban muchos ánimos a la familia. Como si esto no fuera poco, a Maxi le dio meningitis y le descubrieron una lesión en el cerebro que, según cuenta Cristina, no podía ser operable. “Podía quedar en estado vegetativo”, explicó.
“En una novena comenzamos a pedir a Mama Antula para que sane a mi hijo y a los nueve días de oración él despierta”, contó Leiva.
Maxi tiene 22 años y está estudiando ingeniería forestal: “me siento muy bien y alegre. Me volvió a dar la vida”.
Otra de las vidas en las que intercedió Mama Antula es en la de Ema Corbalán. Ema tiene sólo seis años y vive en El Dean, departamento dentro de la capital de Santiago del Estero. Siendo aún más chica le tocó pasar por una situación muy difícil de salud.
Pamela cuenta que su hija estuvo internada en el Hospital Garrahan por encefalitis inmunomediada, un virus que afecta al cerebro. “Quedó sin ninguno de los sentidos”, explicó. Esto provocó que la pequeña quede inconsciente por cuatro meses.
En medio de la desesperación y sin saber que más hacer, su papá Sebastián recurrió a Mama Antula con una promesa para que salve a su hija.
Ema despertó, mejoró y se curó sin tener ninguna consecuencia. Posee todos sus sentidos intactos y vive su vida como cualquier otra niña de su edad. Hoy es protagonista de uno de los grandes milagros de la religiosa y decidió acompañarla, junto a su familia, en este día tan especial.